
“¡Menudo churro!”, me decían todas las mañanas antes de empezar la jornada laboral.
Todas las mañanas sin falta.
Algo bastante desilusionante. Con mucha paciencia, mucha perseverancia e innumerables videos de Youtube he de decir que he cumplido el objetivo que me propuse hace ahora casi un año.
Me he convertido en un verdadero ’experto’ haciendo trenzas y coletas sencillas a las pequeñajas. No hay festival del colegio que se me resista [por ahora]. No ha sido un camino fácil. Ni mucho menos. Lo más sencillo se puede volver muy complejo si no se practica. Que la raya quede perfectamente recta y no serpenteante y cada pelo en su sitio son ‘palabras mayores’.
Ahora me dicen “¡Papi, que bien peinas!”. Un pequeño objetivo que ha merecido la pena.
Próximo paso: Aprender a hacer moños.
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