Mi profesor de latín del colegio le llamábamos “El Amulius”. Desafortunadamente no recuerdo su nombre real. Eso sí, recuerdo que fue un gran profesor.
Tenía que hacer esfuerzos inimaginables para despertar la pasión de todos los alumnos de clase. No lo tenía fácil desde luego. En el año escolar todos caímos alguna vez dormidos en alguna de sus clases. Tenía cierta empatía con la situación. Sus castigos eran livianos o inexistentes. Y se lo agradecíamos.
A día de hoy solo recuerdo una declinación: “Rosa, Rosa, Rosam, Rosae, Rosae, Rosa”. Y, por supuesto “Carpe Diem” por la película del Club de los poetas muertos. Jamás en mi vida me he tenido que comunicar en esa antigua lengua Indoeuropea.
1.- Unos dicen que está muy viva. Que es el idioma fundacional de la cultura Europea.
2.- Otros dicen que está muy muerta.
3.- Otros le dan alguna pequeña patada diciendo: a ‘grosso modo’ y ‘de motu proprio’ concluimos que el ‘quiz de la cuestión’ al problema se puede se encuentra en la slide 35 del Power Point.
Nicola Gardini nos ilustraría exponiendo: “Hay que estudiar latín no sólo para disfrutar, sino además para educar el espíritu, para darle a las palabras toda la fuerza transformadora que se aloja en ellas”
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