
Hace años conocí a Don Rufino.
Trabajaba en una compañía que se encontraba inmersa en un proceso de cambio significativo. Hoy en día, a estos cambios se les llaman “procesos de transformación digital”. Para el caso, es lo mismo.
Se inició el cambio:
– Contrataron directivos de alto nivel con amplia experiencia en el mercado.
– Estos directivos trajeron con ellos profesionales de confianza.
– Los profesionales de confianza contrataron a su vez los servicios de grandes consultoras.
– Las grandes consultoras subcontrataron servicios a empresas más pequeñas.
Y, todos, se pusieron a trabajar en el cambio. El primer de ellos… Don Rufino:
Persona comprometida. Con mentalidad abierta. Sin miedo a cambiar él. Identificado con su compañía. Entendía perfectamente la cultura de SU empresa. Comulgaba con los nuevos valores y principios. Regaló sus consejos a directivos, a consultores, a profesionales de confianza. Con ilusión. Con valentía. Con pragmatismo. Sin ego.
Un día alguien le dijo:
“Don Rufino. Tu papel en el proceso de cambio es ser un FLORERO. Deja actuar a los que saben”.
… y, Don Rufino, con resignación, se adaptó al cambio.
Se convirtió en un bonito florero.
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