
En el mundo de la tecnología, cuanta más antigua sea la experiencia, menos relevante. Parece lógico. Los gurús en hacer CV exponen que deben ser breves, con información relevante, haciendo foco en lo que tú puedes hacer por la empresa, potenciando tu marca personal… También parece lógico.
Si nos decantamos por la lógica, nuestras decisiones deben ser lógicas.
1.- O bien escribes tu Curriculum en Arial 5 e Inter alineado de 5mm para que te “quepa todo”
2.- O eliminas varios años de vida profesional para ganar un par de líneas de espacio en el papel.
La primera decisión es arriesgada. Solo los reclutadores con vista de águila podrán leerlo. La segunda decisión requiere priorizar.
… ¿y qué borro?
Te sitúas delante del Word y observas un texto que dice: “Año del catapúm: Programador en Clipper cuando apenas nadie lo conocía. Auto aprendiendo. Comprando todos los libros del El Corte Ingles.
Elaboración de bases de datos con DBase III.
Sufridor de Infovía.
Apasionado por la tecnología.
Devorador de lenguajes de programación”.
Con pulso firme seleccionas el texto. Y pulsas “borrar”.
Por arte de magia, “desaparecen un par de años de tu experiencia”. Dejas espacio a la experiencia digital.
Aunque la curiosidad y ganas por aprender no hayan cambiado.
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