
Tengo dos gasolineras a unos cuatro kilómetros a la redonda.
En una de ellas el litro de gasolina está unos 10 céntimos de euro más caro. Está más lejos. Me obliga a desviarme del camino al trabajo. La tienda es diminuta. No tiene máquinas de lavado.
La otra es más barata. Más cercana. Me pilla de paso. Tienen una tienda más amplia. Con máquinas de lavado…
Acudo siempre que puedo a la primera. Siempre dan los buenos días. Me ponen la gasolina sin necesidad de salir del coche. Cuando voy a pagar, comprueban el nombre que aparece en la tarjeta de crédito y me llaman por mi nombre. Cuando van las niñas pequeñas en el coche, el responsable siempre las hace una broma por la ventanilla que las hace reír mucho. Te desean que tengas un buen día y, al despedirse, siempre lo hacen con una broma y una sonrisa.
El litro sale unos “10 céntimos más caro”.
…que pago con mucho gusto.
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