No salió en la foto oficial. No le dejaron.
Formaba parte del equipo de trabajo desde los inicios del proyecto. Un equipo de los que se llaman hoy en día “multidisciplinar” y “global”. Formado por personas de diferentes empresas de servicios. A él no le importaba quién le pagase la nómina. Solo le importaba una cosa. Su proyecto. Sus compañeros. La satisfacción de que su trabajo tuviese un sentido. Que sirviese para algo. Contribuyó al éxito del proyecto. Mucho compromiso y dedicación. Sufrimiento y alegría. Jornadas interminables para dejar el trabajo acabado.
… muchas pizzas encargadas de madrugada para consumir en la oficina junto con sus compañeros de equipo.
El proyecto finalizó satisfactoriamente. Fue un éxito. Se entregó en fechas. Fueron 14 meses de trabajo. El cliente estaba muy satisfecho. Pero… él no salió en la foto oficial. No le dejaron. Únicamente el personal interno de la consultora de servicios podía figurar en la foto oficial del proyecto.
Le dolió un poco. No dijo nada. Cogió su móvil. Y se hizo una foto con Todos sus compañeros de equipo. Con independencia de la empresa a la que perteneciese cada uno. Con independencia de la función desempeñada en el proyecto.
Eran sus compañeros.
Para él, esa foto tenía todo el significado.
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