
Me decía un amigo que ocupa un puesto directivo en una gran empresa:
– “Yo no puedo escribir en Linkedin. No me lo puedo permitir”.
Con curiosidad genuina le pregunté los motivos. Me respondió:
– “Mi puesto no me lo permite. Soy la “imagen” de la empresa hacia el exterior. Lo que diga u opine puede afectar a la imagen y reputación. Puede afectar a la función que ocupo en ella”.
Traté de entender los motivos que había detrás de sus palabras. Le dije:
– «Pero,… puedes hablar de ti. De cualquier cosa que te haya hecho sentir algo. De tus experiencias pasadas. De tu visión de la vida. De cualquier tema que pueda ayudar a otras personas,»… No había acabado la frase anterior y me respondió de forma un poco tajante:
– “No. No puedo. Todo va relacionado. Cada uno somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras y opiniones. No puedo escribir en Linkedin”.
Pasamos a otro tema…
Sus palabras me hicieron reflexionar.
Categories: La vida misma