La vida misma

Reflexiones empresariales filosóficas en la visita al dentista

Reflexiones empresariales en la visita al dentista. Los dentistas te dejan con la boca abierta. Tienes tiempo para reflexionar sobre temas profundos

Me dolía mucho una muela. Fui al dentista. La verdad es que tengo verdadera admiración por los dentistas. Siempre me dejan una hora con la boca abierta. Sin poder hablar. Y eso es bueno. Porque puedes dedicarte a pensar. Descubres verdades absolutas. Irrefutables.

Nos quejamos mucho de los jefes tóxicos en las empresas. Si te toca uno puedes darte por fastidiado. Pueden hacernos la vida imposible.

…pero no tanto como un dolor de muelas. Siempre hay algo que puede ser peor en esta vida.

…y seguimos pensando…

Nos lamentamos de que vivimos mal. Que la sanidad es mala. Que hay largas listas de espera. ¡Y con mucha razón! Pero vivimos mejor que los Reyes. Sin duda. No los Reyes de ahora.

…los Reyes de hace tres o más siglos. Entonces no había dentistas. Ni anestesia. Ni cepillos de dientes. Ni baños. Los dolores de muelas deberían ser insoportables. Igual que un jefe tóxico. Insoportable. Pero eso, ya lo había dicho antes.

Finalizado el tratamiento, formulamos una pregunta existencial. Con cierto  temor. “¿Cuánto le debo Señor Dentista?”

“Mil doscientos euros”.

… y, espontáneamente, aparece un nuevo dolor. Un dolor agudo y crónico de bolsillo. …y uno sigue pensando y quejándose.

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