¡No te columpies!

Paseaba este domingo con mi hija pequeña. Apasionante ruta de parques, columpios y tirolinas. Hacía muy buen tiempo y aprovechamos para estrenar el disfraz de vampiresa para Halloween.
¡Colúmpiame papi!, me dijo.
Pues claro. ¡Colúmpiate y diviértete!.
¡Más alto papi!.
¡Hasta el cielo!, la dije.
Fue muy divertido.
De pequeño me gustaban mucho los columpios. Me balanceaba lo máximo que la gravedad y la energía cinética y potencial permite. Luego cometía la imprudencia de saltar y medir la distancia lineal recorrida. Algún pequeño golpe y torcedura, pero nada grave.
Reflexiono y descubro que hoy ya no me gustan los columpios.
Una pena. Desconozco la fecha en la que perdí la ilusión y llegué a la creencia de que los columpios son cosa de niños.
También pienso que cuando hacemos o decimos algo inadecuado, rápidamente la sociedad nos lo recrimina y nos advierte.
¡No te columpies!.
¡Sé prudente!.
¡No te equivoques!.
¡Cuidado!.
Y claro, cogemos miedo. Y ya no pretendemos alcanzar el cielo.
#Folicroquideldía