La vida misma

Abracadabra pata de cabra…

Abracadabra pata de cabra

Fue hace años. Nos encontrábamos inmersos en un cambio organizativo relevante. Las tareas de todas las personas del dpto. quedaron en ‘stand-by’. Todos a la espera de acontecimientos en una sala. La carga de trabajo se redujo a la mínima expresión.

El aburrimiento sólo era comparable a la incertidumbre que se olía en el ambiente. La partida de ajedrez se jugaba en los pisos más elevados del edificio. Hasta que no se colocasen los Reyes, las Reinas y las Torres, los peones estaban inmovilizados, asustados y angustiados.

Decidí matar el aburrimiento viendo vídeos y leyendo trucos sencillos de magia. Y practicando con disimulo. Y así, pasaban las horas y las horas. Al llegar a casa continuaba practicando. Y, sin pretenderlo, me convertí en un mago.

En un ‘gran mago’ que hacía trucos de magia muy muy malos… A los hijos pequeños de mis amigos, vecinos y compañeros les gustaban mucho mis trucos. Me rodeaban para ver cómo hacía desaparecer las monedas, cómo podía introducirlas en botellas cerradas o en envoltorios de azúcar, etc.

Me hacía feliz ver su cara de sorpresa e ilusión. A los dos meses, se colocaron las nuevas piezas de ajedrez en el tablero, y los peones comenzaron a moverse de nuevo.

…pero ahora, lo hacían con el poder de la magia.

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