Mes: septiembre 2020

Opiniones con criterio y sin criterio…

Opiniones con criterio y sin criterio

El mundo está repleto de millones de opiniones.

En Auditoría lo tienen claro. Las han clasificado solo en cuatro; Favorables, Con Salvedades, Desfavorables y Denegadas.

Para los que no somos auditores podemos simplificar los tipos de opinión todavía más:

a) Opiniones sin Criterio

b) Opiniones con Criterio

Las primeras son fáciles. Solo es necesario abrir la boca.

Las segundas son un poco más difíciles: Hace falta pensar y, muchas veces, cerrar la boca y seguir pensando.

El detectómetro de falacias…

El detectómetro de falacias

El ser humano ha inventado ‘de todo’.

Pero, falta una cosa por inventar. Casi tan importante como la penicilina.

Un “detectómetro online” de falacias lógicas y argumentativas. Sin duda, nos vendría muy bien a todos. Permitiría controlar ese ansia de tener razón en todo, buscar una razón para todo y convencer al resto que nuestra idea es la correcta, aunque haya cambiado respecto a lo dicho el día anterior.

La APP se instalaría en el móvil. Se encargaría de escuchar nuestras argumentaciones apoyándose en algoritmos avanzados de inteligencia artificial. Compararía con una fuente inmensa de falacias dichas en el pasado que estarían almacenadas en Cloud para optimizar recursos.

Además, se podría comercializar una versión Premium, que tendría una funcionalidad predictiva de falacias integrada con la información que nos dicen en los telediarios En el momento en que el “detectómetro” detectase una falacia, emitiría un sonido desagradable e indicaría a continuación el tipo y clasificación de la falacia encontrada. Similar a como hacen los Antivirus.

En el caso de la imagen el doctor debe tenerlo claro.

Evitar a toda costa debates estériles para tratar de convencer al paciente. Debe cortar la pierna.

Eso sí. Solo una. La otra, no le duele.

Las tres leyes de la robótica…

Las tres leyes de la robótica. Un robot no puede dañar a un ser humano ni, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño

Las Tres leyes de la robótica enunciadas por el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov a mediados del siglo pasado:

1. Un robot no puede dañar a un ser humano ni, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.

2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos excepto cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.

3. Un robot debe proteger su propia existencia hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o Segunda Ley.

Estas leyes han pertenecido a la ciencia ficción y su objetivo era “proteger a los seres humanos” aparte de hacernos disfrutar de los libros de Asimov. Hoy en día tenemos coches autónomos, Teslas, Inteligencia Artificial, IoT, miles de robots diferentes en fábricas de montaje, Thermomixes maravillosas que hacen un Gazpacho excelente y aspiradoras que se mueven solas por casa para diversión de niños y gatos, algoritmos de Linkedin que “mueven cosas y provocan reacciones”, etc…

¿En qué situaciones éstas leyes no se cumplen con lo que existe hoy en día?.

…y no vale consultarlo con un abogado.

Me siento orgulloso de mi país…

Me siento orgulloso de mi país

Me siento orgulloso de mi país.

– Cuando nuestros políticos defienden sus ideas con contundencia pero se respetan.

– Cuando se nos para la respiración al escuchar nuestro himno.

– Cuando nos enorgullecemos de ver nuestra bandera en lo más alto.

– Cuando con independencia de los resultados Piqué y Sergio Ramos se dan la mano.

– Cuando Nadal gana. Cuando Nadal pierde.

– Cuando nos equivocamos y cuando acertamos.

– Cuando personas anónimas y humildes trabajan para garantizar nuestra libertad y seguridad de nuestras familias.

– Cuando podemos pasear a nuestros hijos por la calle sin miedo.

– Cuando gente sobresaliente y anónima se juega su vida por ideales que trascienden a ellos mismos.

– Cuando los del Norte quieren a los del Sur y los del Este a los del Oeste.

– Cuando escucho a sus gentes decir que hay cosas de su país que no les gustan, pero, a pesar de todo, lo quieren como a una madre.

– Cuando escucho a nuestros líderes pedir perdón por sus errores.

… y,… cuando no sucede, me entristezco,… pero confío profundamente en que las diferencias se resuelven con el diálogo y con el respeto.

Estemos siempre unidos a pesar de nuestras diferencias. A pesar de los virus. A pesar de cualquier circunstancia…

¿Jugamos a las chapas?…

¿Jugamos a las chapas?

17.00 horas. Suena el telefonillo de casa.

– ¡Ya bajo!

– ¡No bajas!. ¡Tienes que hacer los deberes!

– Porfa, mami. Déjame. Está toda la pandilla abajo esperando.  Hoy toca Vuelta Ciclista… y mañana campeonato de Liga al ‘futbol-chapa’. No puedo faltar.

– Vale. Pero solo una hora.

Corriendo a la habitación a coger las chapas. Preparadas con cariño. Con fotos pegadas de ciclistas, jugadores de fútbol o coches de carreras. El proveedor de chapas era Pepe. El del bar de la esquina. Las tenía preparadas en un bote para darlas a los chavales. En el parque del barrio está montado el circuito ciclista. Elaborado hace una semana. Absolutamente intacto. Ningún viandante se atreve a pisarlo ni acercarse. Un circuito difícil. Con multitud de curvas. Con un puente.

Solo los más avezados conocen la técnica. Metiendo tres dedos en la chapa y girándola de canto permite avanzar más rápido y hacer curvas de 90 grados.

Ya estamos todos. Como siempre, todos hemos elegido a Cabestany.

Da igual. ¡Empieza el juego!

Reglas de cálculo de nuestros abuelos…

Reglas de cálculo de nuestros abuelos

Conservo una en casa de mi abuelo.

No sé emplearla. Jamás la necesité.

Aunque nos pueda parecer mentira, con estas “reglas de cálculo” se realizaron los cálculos matemáticos más complejos para construir embalses, centrales nucleares, aviones, obras de ingeniería complejas y rascacielos…

Me cuesta imaginar la cantidad de tiempo que se debía invertir para obtener los resultados precisos que hoy en día se pueden obtener con cualquier calculadora de juguete en dos minutos.

Eso sí. Sabiendo qué teclas apretar y qué números introducir en la calculadora.

Un cero escondido en el trastero…

Mi primer cero patatero

En los trasteros de nuestras casas, a veces, aparecen verdaderos tesoros…

Cubiertos de polvo y almacenados en estanterías descansan ‘impasibles’ los apuntes de Ingeniería Industrial. Organizados en sus correspondientes carpetas. En una de ellas, se puede leer la palabra FÍSICA.

Al abrirla … aparecen los apuntes y resultados de los exámenes de la carrera. Destaca un examen en particular. Con un resultado particular… Un CERO patatero en FISICA. El primero. …ni una sola divergencia, gradiente o rotacional se libró de ser ‘asesinado matemáticamente’ por un servidor. ¡Un CERO perfectamente merecido!…

El profesor que tuvo ‘el honor’ de otorgarlo fue D. José Luis Torrentz. Un buen profesor. Una excelente persona. Cientos de horas de estudio. Largas noches sin dormir. Enorme sacrificio, Academias particulares…

… y todo,… para conseguir un puñetero CERO. “¡Qué injusto! ¡No me lo merezco! ¡Qué va a ser de mí!”… pensaba de joven….

Gracias a ese CERO… hice nuevos amigos, recibí el apoyo incondicional de mi familia, me divertí y aprendí que : “No todo lo malo que nos pasa es porque lo merecemos. A veces necesitamos cosas malas y tropiezos en la vida, para madurar y crecer como ser humano”.

A veces nos olvidamos que detrás de cada historia hay una persona

A veces nos olvidamos

Recibimos cada día decenas y decenas de publicaciones e historias sobre:

a) Reclutadores que exponen cómo deben actuar los Reclutadores.

b) Candidatos que exponen cómo deben actuar los Reclutadores.

c) Reclutadores que exponen cómo deberían actuar los candidatos.

d) Candidatos que exponen cómo deben actuar los Candidatos.

A veces, son historias buenas.

A veces, son historias malas.

A veces, aportan grandes consejos.

A veces, muestran tristeza, dureza e injusticia.

A veces, son historias felices con moraleja.

A veces, son historias desesperadas.

A veces, para resaltar lo malo.

A veces, para resaltar lo bueno.

A veces, son historias que inspiran.

A veces, son historias que cabrean.

A veces, los reclutadores se convierten en candidatos.

A veces, son los candidatos los que se convierten en reclutadores.

A veces, estas historias no cambian nada.

A veces, estas historias ¡lo cambian todo!.

A veces, nos olvidamos que detrás de cada historia hay una persona.

A veces, nos olvidamos que nosotros podemos “vivir esa historia”.

A veces, simplemente con un poco respeto y empatía hacia el otro…

…cambiaríamos muchas historias.